Los Juegos Olímpicos no son unos simples Campeonatos Mundiales, sino la auténtica fiesta cuadrienal de la "primavera humana", la fiesta de los esfuerzos apasionados, de las ambiciones múltiples y de todas las formas de actividad juvenil de cada generación, que aparece en el umbral de la vida (Pierre de Coubertin, 1920)