Las multitudes modernas están, cada vez, más desprovistas de sentimientos caballerosos... y de ahí, que toda su educación esté por hacer. Es preciso enseñarles, como se debe apreciar un hermoso logro deportivo y como es inoportuno, en estos supuestos, esos groseros nacionalismos que dan a nuestra época un talante de semibarbarismo (Pierre de Coubertin, 1928)